jueves, 27 de noviembre de 2014

Espirales



Mis brazos largos, como alas fracturadas, abrazan el viento inhabitado, las caras de nadie que son sólo tuyas, los giros del tiempo, de laberintos y calles-caracolas en que te busco y te encuentro inexistente.
Danzo hélice hasta marearme en tu repulsa, ruedo cuesta abajo persiguiendo tu fantasma, atrapo su estela en curvas y senderos que nunca has transitado. Me filtro en los resquicios de las sombras, anido en remolinos y rizos, en la sal de un poema  graffiteado sobre el iris de tus ojos, donde todo es círculo quebradizo, jeroglífico jamás codificado.

Desvanecida sobre el hielo, sedienta, me hundo por ahogar las ganas de haber sido tuya: el ruiseñor que cantaría eternamente, penetrando la noche que desagua en la espiral de tu oreja. No este pájaro torcido, muerto en la quietud del invierno.

No hay comentarios: