martes, 12 de diciembre de 2023

Los tres días de oscuridad antes del fin del mundo

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Mariana querida, donde quiera que estés, es "The Witching hour", nuestra hora. Te amo siempre, pase lo que pase siempre serás mi hermana mayor, mi hermana pequeña, mi chaparrita de ojos enormes. Ojos de búho los llamabas como si fuera una cosa mala, eran ojos de bruja, ojos de mujer de otro tiempo estancada en un mundo al que nunca perteneció.

Te daría curiosidad saber que el día de mi cumpleaños hice una tirada de tres cartas y al centro me salió "la muerte". Ya sé que la muerte rara vez quiere decir "la muerte", pero siempre quiere decir al menos un tipo de muerte. Según las teorías conspirativas de TikTok que seguramente te hubiera encantado escuchar, en estos días comienzan "Los 3 días de oscuridad" antes del fin del mundo. Recuerdo cuando mi papá murió hace 11 años también se esperaba "el fin del mundo" y ahora más que nunca puedo decir que creo en esas cosas, que nunca literales, pero mi mundo se acabó en en 2012 y se está acabando nuevamente. 

Mariana, hoy estás debatiéndote entre la vida y la muerte. Por fin lo lograste, me dijo Gustavo. Lo siento, sé cuantas veces luchaste por no volver ahí, sé que lo intentaste tanto y tú misma, cuando Gabriel se quitó la vida y platicamos por horas, me dijiste que sintiera paz por él, que me quedara con la luz que su ser magnífico me dio y la agradeciera, hay gente que no está hecha para tolerar este mundo culero. Me contaste sobre algunas veces que intentaste quitarte la vida y que nunca funcionaron. Ahora que habías encontrado consuelo en la religión, me habías dicho que me quedara tranquila, que habías prometido no volverlo a hacer, que cuando te toca aunque te quites y cuando no te toca aunque te pongas... y que  todas esas cosas. Hace unos años te internaste voluntariamente en un hospital psiquiátrico cuando empezaba la noche oscura para no dejarte devorar por ella... o ya no sé. Gustavo dijo que nunca tuviste un problema del corazón, tampoco cáncer, que más bien estabas sola.

Podría sentir rabia por todas las veces que me mentiste, me pediste ayuda y corrí a darte aliento, por toda la ansiedad y angustia que viví cada vez que no estabas bien, sentirme engañada y defraudada, pero irónicamente me hace quererte más, querer abrazarte más fuerte... si me mentiste tantas veces para que sintiera compasión por ti, corazón mío, ahora que lo se, la siento al doble.

Y no quiere decir que no me enoje, que no quiera también ir al hospital a sacarte del coma a cachetadas. Estoy muy enojada, por que no me llamaste, porque en meses perdimos contacto y yo "te di tu espacio" pero en realidad tenía miedo. Sé que en el fondo tenías miedo también de que no estuviera ahí para ti y definitivamente tenías razón, no estuve, no estoy. No voy a ir a Cabo aunque entre más pasan las horas, más me lo pienso y a la vez sé que pueda ser tarde.

Este luto el día de hoy, viene enlazado a otro. Esta noche dormí a mi Rayita. Rayita se me fue lento y doloroso. Tuve cercanía y tiempo para despedirme pero aún así, no fue suficiente. La dormí para que no sufriera más y sufrió aún así y yo sufrí de acortarle esas últimas horas de reacomodarse entre sueños y me quité las horas de ver sus ojitos preciosos buscando los míos para sentirse velada y descansar. Creí que sería más fácil, pero no lo fue. En unos minutos se nos fueron 15 años de vivir juntas, 15 años de sus maulliditos preciosos, de sus bañitos de sol... ya era grande, creí que sería más fácil, pero no lo fue. Tuvo una vida bonita quizás, fue amada y consentida, pero no lo suficiente. Creí que sería más fácil, pero no lo fue y justo antes de que llegara la aguja a su bracito, tu tío, tu "partner in crime" me dio las malas noticias. Presentí algo malo, pero no tan malo. Ahora el luto que era un charco en mi corazón, se hizo un río caudaloso, un luto que se lleva otro luto, que se mezcla de forma que no distingo cuál es cual, qué dolor acaba dónde... no distingo los bordes y no tengo cómo desmenuzarlo. 

No sé si sentirme triste y disolverme en la nada, si dejar que vuelva la marejada de ansiedad, que el pánico vuelva a dominar mi vida y regresar a la oscuridad. No sé si sentir culpa por no haber visto las señales y pensar "uno de estos días hablamos". No sé si sentirme contenta por ti, porque ya no tienes que padecer más decepción y soledad. No sé si sólo llorar y tratar de aceptar que no volveré a verte, a escucharte... sortear el miedo de saber todo lo  que se me va a ir difuminando de nuestros recuerdos y la pena de notar que nunca te escuché realmente... nunca supe distinguir la verdad de la mentira y es curioso, me pasó lo mismo con nuestro padre. Todos me dijeron que era mitómano y al final, lo que más amaba de él, sus historias, las que le alentaba a contar en las comidas familiares, y a ti con mis amigos, quizás nunca fueron reales...

Mi papá era Edward Bloom del Gran Pez y quizás tú lo fueras también, pero para mi siempre serás esa mujer mitad verdad mitad mito, esa gitana que quemaba todo antes de irse a empezar de cero en otro pueblo; esa mujer mágica que se movía por encima del piso, levitando como si no pudiera tocarlo, no tenías raíces porque no eras de este mundo, pero añorabas siempre pertenecer.

Tú eras un ave migratoria con las alitas desplumadas de tanto invierno, de tanta tormenta, de tanto migar y no encontrar el nido... y perdón si hablo de ti en pasado mientras te debates entre la vida y la muerte, no sé cómo procesar este luto, no se cómo desmenuzarlo y no hay buenos pronósticos. 

Hay una parte de mí que quiere saltar y correr desnuda bajo la luna nueva (porque hoy es luna nueva, ¿sabes?), esperando encontrar tu alma desnuda también de la necesidad de encajar y bailar girando hasta marearnos y sentirme feliz de verte libre al fin, libre de la carga de ser el canto de la ladera contra la que vino a estrellarse el paradigma familiar y hacerse pedazos. Eres la llaga que sana, eres la bendita rebeldía de las que no se atrevieron a hablar, eres la consecuencia, la moraleja para aterrar a las generaciones por venir o para abrir su mente y permitirles abrirse a la posibilidad de que si hay voz está ahí para gritar, para reír a carcajadas, para perder "la modestia", la "buena niña" y ser... pero en el fondo es difícil también, ser y ser rechazada en una sociedad donde la autenticidad y la libertad van en contra de lo establecido.  

Sea lo que fuere te amo. No te salva, no te da paz, no rompe el hechizo y te convierte en princesa, no te regresa ni te deja ir, pero no importa, te amo hermanita, seas como seas, hagas lo que hagas, te vayas o te quedes, te amo y aún así no es suficiente.

Hay una parte de mí que quiere correr a Cabo y despedirme de tu cuerpecito bello, hacerte masaje en el hospital como la última vez. Hay otra parte que no quiere estar ahí, porque no conozco a tu familia y lo que conozco por ti no me cae... más por miedo que por otra cosa a decir verdad, porque estando ahí podría amarlas y entenderlas y quizás habría alguien más con quien compartir esta pena, esta vergüenza de no haber sido suficiente y quizás podría conocer esa parte secreta que aún desconozco: la verdad. Pero no me queda energía y sinceramente, el miedo gana... Si le ganó a llamarte, imagínate ahora.

En el fondo, si me quedo con un pedazo de ti, quiero que sea tu magia, tu misterio, tu osadía, tu brillo... No diré que no miré dentro del pozo y lo vi tan profundo que me dio miedo, sé que tienes "tu carácter", tu parte oscura en la que eres capaz de herir profundo, pero no a mí y te lo agradezco. A mí me diste una casita entre las nubes, juntas, sin raíces podemos flotar sobre el mundo entero. Junto a ti me sentí comprendida, vista, no juzgada; a ti fue a la primera persona después de mi psiquiatra a la que le conté lo que pasó con nuestro padre y me contaste una historia que me resonó en el alma, la misma historia que yo viví... pero tú te escapaste, tú eres mi heroína en esa historia y muchas.

Pero ¿Cómo te atreviste a querer ir al otro lado si ahí está Eduardo? ¡Qué valor! Yo nada más de pensarlo, preferiría ser longeva.

Si te vas, corazón mío, entiendo, entiendo que no te puedo pedir quedarte en un mundo que no está listo para ti, que no te da soporte, que no te abraza sino te repele. Yo misma he tenido miedo de lo que el huracán de tus pasos pudiera trastocar mi calma, no culpo a quienes te abandonaron... bueno, los culpo y no los culpo, los entiendo, pero en parte son responsables, al menos tu madre y mi padre. 

Entiendo que no debió ser fácil seguirte el paso, que no había manta suficientemente gruesa en el mundo para darte cobijo, pero entiendo también que siendo una niña, ese otro par de niños brutos y enfermos te abandonaron a tu suerte de todas las maneras posibles, te negaron calidez y tuviste que hacerte una armadura con todos y cada uno de los mecanismos de defensa que encontraste en el camino para mantenerte con vida y luego, te juzgaron y alejaron más por ello. Lo lamento. Lamento que no hayas tenido el cobijo y no haber podido serlo para ti.

Si regresas ¿qué te espera?, ¿qué te puedo prometer?, ¿con qué te puedo convencer o sobornar esta vez? Te me has muerto en la cabeza tantas veces... que si de cáncer, que del corazón, de un tumor en el cerebro. Corazón mío, ¿cómo te explico que yo era atea y fue por ti que empecé a rezar? Hice rosarios enteros en tu honor, porque tú creías. ¿Todavía te puede convencer ese libro que siempre quedó pendiente... unas vacaciones juntas, unas chelas? No tengo mucho que ofrecer y probablemente lo sabes.

Pensé tanto en ti esta semana. En pendejadas, en que me enseñaras a barajar las cartas, en que me quedó pendiente esa lectura... luego por el Borderline, porque vengo apenas a pensar que mi papá lo tenía y te lo heredó... Sólo tú y yo sufrimos en toda su magnitud a Eduardo Aguilar, mi parte más egoísta quiere que te quedes porque nadie nunca volverá a entender su bondad y su maldad después de ti.

Si te retuviera, te retendría por egoísmo, porque te quiero abrazar y porque nadie nunca se ha sentido tan orgullosa de mi sin pedirme algo a cambio, que tú. Nunca lo he dicho a nadie, nunca le he dicho a nadie "te necesito", "sólo quédate porque te necesito", sólo porque no quiero que me abandones... sé que no hace una diferencia. No quiero que te quedes para cuidar de ti, he acabado siendo cuidadora de mi madre, mis hermanos, mis parejas, mis amigos, todos de alguna manera... tú eres mi hermana grande, quiero que me cuides tú a mi, quiero que te quedes para abrazarme y mimarme y hacerme piojito si me siento mal y que me cuentes tus historias y que me confortes en la oscuridad. "Te necesito", ahí está, me duele sacarlo pero va con todo: necesito tu ánimo, tu belleza, tu luz, tus aventuras, que me presumas en Facebook, que me consueles, que me llames, que estés ahí para mí, sólo eso... te necesito a una llamada de distancia, en ello estaba mi paz.

Vivo con un sentimiento de abandono constante, por eso como tú, me voy primero. Por eso comprendo cuando los demás necesitan irse, necesitan un tiempo... les doy su espacio... Nunca me he sentido con la fuerza de rogar que no me dejen, de pedirles que luchen por mí, que me amen por siempre... siempre dejo la puerta abierta para que entren cuando quieran. pero salgan sin hacer ruido, que salgan porque yo les di "la oportunidad de irse" me hace sentir que fue mi decisión. Le temo demasiado a ese sentimiento. Los lutos son una mentada de madre y me regresan esa herida de abandono. Lucha por mi,  ¡No me dejes!

Se que eso es lo que hiciste, irte antes de que tuviéramos la oportunidad de abandonarte, te entiendo, te abrazo. Sé que no es la salida fácil, se que la razón que tuvieras entre un millar fue tan devastadoramente poderosa, se que no es cualquier cosa, que es válida y te respeto, vaya, te admiro también por ese valor. 

Hermanita, hermanita, chaparrita la más bonita... si esta vez te lleva la muerte, espero de corazón que sea a un mejor lugar, que sientas el cobijo de todas las estrellas, que tus historias vivan por siempre y que en verdad descanses, que no tengas que luchar más. Te dejo ir, te doy tu espacio... me protejo, te protejo en un cofrecito de mi mente, en mi alma. Espero encontrarte, como tú a mi padre, en un viaje de ayahuasca, entre los sueños, cada 2 de Noviembre y no esperar a cada boda y cada funeral para verte. Te amo.

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