domingo, 22 de julio de 2018

El duelo pendiente

  No he tenido el valor de hablar de lo de Paul, ni siquiera de permitirme verlo enteramente en mis pensamientos.
  Ahora pienso en su nombre y veo flashes de huesos sangrientos con su cabeza cortada encima, aún llevando puestos los lentes. Lo veo gritando aterrado, teniendo una agonía lenta y llena de miedo, de soledad, enfrentándose a la brutalidad inesperada que probablemente le llegó de alguien en quien confiaba. Veo esta imagen de los huesos o su rostro gritando desesperado cuando intento dormir, cuando pienso en abrir su Facebook, cuando hablo de mi ansiedad, cuando empieza la sensación de pánico en mi cuerpo.
  Estaba tan enojada con mi mamá por reducirlo todo al simple: "Seguro era gay y guapo, generó celos, envidia y un amante celoso..." y le dije muy claramente, con la indignación en la punta de la lengua: “lo dices por protegerte, por alejarlo y pensar que como tú no eres esto o lo otro no te puede pasar a ti", eso es lo que hace todo el mundo cuando culpa a las víctimas, tratar de des-afanarse, protegerse  y nunca imaginé que al no alejarlo, al no protegerme, vivo cada día con el terror de que pueda pasarme, de que pueda pasarte a ti también, de que pueda llevarse en su río de sangre la vida de todos los seres que amo.
  Realmente estaba tan desapegada de él por tantos años (en verdad hubo incluso un tiempo que no me acordaba de él, de la brevedad en que convivimos y fue mi crush), que todavía no me siento con derecho de sufrir tanto por esto... pero tenia que venir Paul a escribirme unos pocos meses antes de desaparecer y emocionarme intensamente al recordarlo. Sonreí con la idea de verlo, me visualicé (mientras me bañaba) platicándole mis años de vida desde la última vez que nos vimos, seleccionando las mejores historias, las mejores preguntas... pero al tratar de ponernos de acuerdo, los dos estábamos demasiado ocupados, los dos tardamos en responder una eternidad, hasta que la eternidad se impuso entre nosotros.
   El día que me enteré de su desaparición estaba probablemente jugando League of Legends con Roberto y en una pausa abrí el Facebook y vi uno de estos anuncios que siempre dan tristeza, pero uno no quiere ni leer bien porque incomodan. De principio no lo reconocí, luego leí su nombre y se me heló la cabeza. No podía creer que fuera cierto, pensé que era una mala broma y le escribí en Whatsapp: "wey, acabo de leer en FB que estás desaparecido, por favor contesta, dime que no es cierto" y tuve de verdad la esperanza de que me respondiera unos minutos más tarde haciéndome saber que era un malentendido. Me paré de la mesa y me fui a acostar y lloré y me retorcí de la pena. En mi mente hubo un instante en que fantaseé con tener poderes de Medium y lo vi, amarrado en un sótano lleno de materiales de construcción. Le hablé ahí, lo abracé, le pedí que me diera indicaciones de cómo encontrarlo. Tuve una visión muy rara de yo con mi familia preparando una sopa de pasta y de pronto, regresaba Juanito, mi gatito perdido y yo entendía que era un signo de que Paul regresaría a casa.
   Después de llorar y ensoñar con él y tener esta visión tan rara, decidí pararme de la cama, juntar a mi familia y preparar la sopa de pasta. Debo haber hecho sopa de pasta unas 5 veces esa semana y Juanito nunca regresó.
  Cada vez que pasaba por una casa con el tipo de ventanas que vi en mi ensoñación me detenía a ver si había algo raro ahí. Si veía a alguien con su color de cabello trataba de ver con detenimiento sus facciones, como si me lo fuera a encontrar afuera de una tienda... como quien va por los cigarros y nunca regresa.
  En las noches buscaba las noticias para saber si había aparecido. Encontré un archivo médico en internet que decía que sufrió depresión y llegué a pensar que pudo quitarse la vida. Vi noticias de la aparición de cuerpos no identificados que aparecieron colgados o ahogados en algún río.
  Al pasar unos meses y sin noticias de un cuerpo, lo imaginé a lo Chris McCandless, quemando su dinero y viajando libre hacia Alaska. Tuve esperanza y le decía a Bobby con orgullo, si no ha aparecido su cuerpo hasta ahora, tiene que ser porque está vivo.
  ¿Quién chingados podía pensar que a poca distancia de donde se le vio por última vez estarían sus huesos? Unos días antes de enterarme de que identificaron sus restos (unos cuantos huesos) sufrí un ataque de ansiedad por el problema que surgió entre dos queridos amigos en una obra que me costó un año de mi vida y una gran cantidad de estrés.
   Cuando supe lloré y me sentí estúpida, pero no quise ir al funeral, porque odio los funerales incluso de la gente que no es cercana... me atraviesan, me deshacen y estar ahí sola y desvelada entre tanta gente que era de verdad cercana a Paul, que de verdad fue parte de su vida y conocía sus gestos de memoria, me sentí indigna, miedosa, culpable por no haber hecho más que repostear su ficha de desaparición... No imprimí copias ni las llevé a los oxxos o al hospital general, porque parte de mi no tenía esperanza y me sentía estúpida. En dos días lo di por muerto, pero una parte menos cerebral y más humana quería tener esperanza y la esperanza es estúpida cuando te cae el balde de realidad en la cara. Cuando mi mamá me dijo que no existía Santa Claus fue una de las decepciones más fuertes de mi vida, pero no me enojé con mi mamá por engañarme, me enojé conmigo por creer. Hacer caso a la parte humana y pegar su foto me hacía vulnerable a esa decepción y no entendí que de todos modos lo era. Me sentí sola con un problema que no tenía derecho a llamar mío... pero lo era, lo es todavía.
   Me pregunté ¿cómo sanarme? ¿Cómo ayudar? ¿Qué se espera de mi? Y me vi como activista, llevando la causa a la comunidad gay, aunque no sé qué tan enterada estuviera su familia de su bisexualidad ni sé cómo vivió sus últimos años. No sé si pueda ser al fin de cuentas, un asesinato por su orientación sexual.
  Pensé en investigar exhaustivamente y encontrar por mi cuenta al asesino. ¿Cómo un asesino vive con lo que hizo? ¿Cómo es que esa persona está aún suelta en mi ciudad, disfrazado de un ciudadano corriente?
Me sentí tan inútil, porque incluso esas aspiraciones, esas grandes aspiraciones de intentar que su muerte tuviera un significado trascendente, de que en mi camino se haya puesto como un despertador para una lucha más grande que yo misma... venía en realidad del odio y la desesperación. Mi indignación más grande fue pensar lo azarosa e insignificante que es la vida, que al que obra bien no necesariamente le va bien, ni al que obra mal le toca "su merecido", al final todos nos sentimos buenos, justificamos todo "bien y mal" que hemos hecho y morimos de la misma manera estúpida, con dolor y miedo, solos en nuestro terrible proceso de desaparición, aunque todas las manos de nuestros seres queridos estén sobre las nuestras, no hay diferencia, no hay calma y es cada vez, en cada ser el martirio de Jesús expresado, un martirio doblemente devastador, porque no hay certeza de la resurrección.
  Para los demás, ¿qué es la muerte de Paul? Es un número más en la estadística, si es que les convino anotarlo. Para mí Paul ya no es ni siquiera Paul. Paul es la ansiedad, oscuridad, el temor de morir, de vivir en espera de la muerte (mía y de quienes amo) cada día y cada instante de mi vida; el temor de vivir y la culpa de estar viva cuando otros con mayores potenciales han sido arrebatados del aliento, de esto en donde todos estamos, que ya no sé si sirve o para qué, que me da placer, donde he sentido la pasión y la he visto en "los ojos niños" de otros, donde he amado a raudales pero de ¿qué ha servido?, si mi amor ha sido inútil, no ha sido capaz de salvar a nadie y si lo ha hecho, ha sido sólo por un tiempo... y en esta edad, en este punto que lo único que viene es más pérdida, siento la verdad que no vale "la pena".
  Y hasta hace poco decía: "para eso tenemos el corazón, para romperlo, porque con cada cicatriz se hace más grande", pero nunca pensé que podrían haber heridas que no sanan, que supuran y echan a perder las partes buenas. Pensaba también que "la pérdida significa haberlo vivido", pero ahora tengo duda de que esa experiencia realmente existiera fuera de una ficción bonita en mi cabeza y todas esas conexiones intensas se evaporarán también el día que muera. El día que muera yo y todos los que sentimos la vida y muerte de Paul, Paul no existirá más... su tránsito por esta vida no habrá significado nada fuera de más contaminación, menos agua y no mucho más.
  Quizás el día que supe sobre la muerte de Paul también jugué League of Legends. Hubo al menos dos años de mi vida que LOL podía animarme, distraerme, interesarme en la vida y dejar fuera lo inhabilitante del dolor. Me despertaba viendo videos de trucos para mejorar mis mecánicas, consciencia del mapa y cuando dormitaba, mis ensoñaciones eran con el stun de Morgana, la ulti de velkoz o de lux. Cuando murió Dexter, el perrito que era el amor de mi vida me deshizo por dentro un dolor inexplicable, pero al llegar la noche pude sacarlo de mi mente por un instante con la ternura de la voz de Neto y un juego. Es el juego como las drogas que no te quitan definitivamente el dolor pero si te hacen olvidar por un momento que todo lo que eres es un alma en pena. Que sin él tienes que enfrentar que te sientes perdida, que estás inconsolable y no que amar tanto es algo que implica un riesgo enorme...Perder  y perder la parte de ti que se iluminaba, que se sentía libre, feliz y llena de esperanza... es tener que aceptar el manto de la sombra y ver con dolor -en lugar de ilusión- las calles que recorríamos juntos, es aceptar que el amor nunca volverá a tener la misma forma y soñar a ratos, pero llena de dudas, con un más allá lleno de venturas, donde a lo mejor, si hay un Dios y es bueno, puedan volver a encontrarse. Y lo lloré mucho, lo extrañé, vi mi jardín vacío de su felicidad y fue un páramo árido ante mis ojos. No sé ahora por qué no puedo recordar lo bonito de su vida, de nuestra vida juntos... ahora sólo me queda la sombra de su muerte ante todo. Sólo lo imagino tieso al salir por la mañana de mi cuarto y la culpa de haberlo percibido algo triste la noche anterior y haberme quedado tranquila de que teníamos cita con el  veterinario por la mañana. Poco tiempo antes había muerto Hippie y desaparecido Juanito (mis gatos) todo mientras me fui tres días a la gira con el Coro de Cámara.
  Cuando estas cosas suceden misteriosamente siento paranoia. Por esos atisbos de paranoia temo intensamente desarrollar el problema que ha sufrido mi madre de sentirse perseguida por una secta y creer en diferentes momentos que todos participamos en ella. Mi paranoia no cree aún tener la certeza pero le da por la fantasía... que si un espanto, brujería, vecino maléfico... sobre todo porque son varios animalitos que es 5 años han llegado y desaparecido de mi vida. Puede ser también que el bosque es más salvaje y están expuestos a otros peligros o que hacia el final de su vida ellos han decidido venir a mi o que vienen a darme la lección de que no puedo salvar a todo el mundo y habrá muchas veces en las que necesitaré también ser salvada, quizás vinieron a salvarme por un momento , pero en lugar de quedarme con la lección adopté con mayor fuerza el terror de la pérdida y el desdén por la violencia con que la vida da y quita, la sensación creciente de su verdadera insignificancia y nuestro papel en este mundo como un actor que cree conmover a la audiencia con su más sincera entrega y al encender las luces descubre que el teatro siempe estuvo vacío.
Escuché en una entrevista con un asesino serial alguna vez, cómo intentaba hacer el “bien”, liberando a su víctima del posible sufrimiento que debería experimentar en esta vida y... aunque sea de forma atroz y violenta a veces me pregunto si tendría razón, si al final es mejor morir joven, sin tener que enfrentar la cantidad de pérdidas que a partir de los 29 parecen venir una tras otra. A veces pienso que Jesús le sacateó al sufrimiento de perder a todos sus amigos, que hizo trampa cuando regresó a Lázaro porque no tuvo que vivir la profundidad del luto, ese corte en el canal de la conversación. Porque todos hablamos con Dios y con nuestros difuntos como si a través de la muerte se volvieran sensates... a veces pensamos que así también son algunos que están vivos... les hablamos en la mente pero no nos escuchan, mandamos buenos deseos y bendiciones como si pudieran realmente cambiar algo... voy a salir a pasear con mis perritas y seguiré escribiendo porque estoy como Ofelia en un río de lágrimas que no han salido y necesito desahogar. Esta ansiedad me abarca, me condena y claro, yo creo que he sido buena y no me la merezco, pero todos pensamos maravillas de nosotros mismos y quizás he sido injusta más de una vez, quizás... he hecho sólo lo que está en mis posibilidades, como el asesino de mi amigo y tú... y quizás cuando pare el dolor y el coraje pueda perdonarme, perdonarle, perdonarte o incluso aceptar nuestras sombras y comprender de verdad que no soy nadie para juzgarme, juzgarlo, juzgarte y en el fondo no hay nada que perdonar. Lo escribo y no deja escribir hacérsem e un nudo en el pecho me dan náuseas y miedo, pero quizás es parte de nuestra liberación. Continuará si Dios quiere...

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