miércoles, 12 de febrero de 2014

lunes, 10 de febrero de 2014

Supernova


Sí, necesité escribirlo.
No pude frenar mi mano que se vierte caudalosa sobre el papel, del mismo modo que se vertieron sus besos sobre mis labios.
No puedo callar la forma en que me mueve esa mirada que penetra las cosas, que las atraviesa, que descubre vida en cualquier parte.
Él es la aguja en el pajar: lo que no se encuentra a simple vista ni se tiene la constancia de buscar y aquí está, lo veo frente a mí, lo siento romper contra mi pecho como un mar ignoto, tan hondo y apacible... me posee en su vaivén sin reclamarme siquiera.
Y estuvimos él y yo... bailando el vals del abismo, él y yo montando cometas, él y yo  meditando en el bosque, conectados con la tierra.
Él paracaídas, mago, parasubidas extraordinario. Él, nudo de constelaciones. Él, parca de ojos verdes y mirada de santo. Él, oso, ballena, nutria, grifo, vikingo... yo, dama del bosque.
Él atardecer rojo, violeta, interminable. Él, contenido luminoso del rayo.
Él en quien puedo creer; quien me hace amar la flor sin cortarla. Él, tan finito como eterno.
Él mi supernova.
Él génesis y apocalipsis. Papalote sensible al viento, libro abierto, empero escrito en una lengua que no domino por completo. Me siento libre entre sus brazos. No me pierdo, me encuentro.
Y aunque me conmueva como la mariposa de alas rojas, translúcidas como vitrales de una iglesia... jamás me atrevería a aprisionarlo, pues como un león es más bello en su hábitat salvaje. Es fugaz y perfecto en su huida.
Quisiera tocar su centro luminoso y que en mí encuentre si no una flecha, al menos una astilla de esta sensación que me franquea.
Él, país de maravillas; tan cielo como precipicio, a partir de hoy es todo, es nada. Es polvo de estrella.



domingo, 9 de febrero de 2014


Música es tu boca calma, la voz de su gesto es la más dulce, que sin sonar, habla.
Música lenta es tu mirar taciturno, los ojos que no me miran y me atraviesan,
su lanza luminosa que me encuentra translúcida, es toda calor y toda melodía.
La verdadera belleza no se toca, como no se toca el color o el perfume de la rosa;
como no se toca el brillo de la luciérnaga o el canto de los grillos y empero,
se siente como una ola poderosa que rompe sobre tu cuerpo y de la misma manera
puede moverte, sacarte de balance, impulsarte sin importar tu resistencia...
o ahogarte con su implacable fuerza.
Así tu belleza no se toca y es por ello más perfecta.
Tiene el valor implícito de lo que no puede comprarse o poseerse, como ridículo es aquél que compra una estrella, pues su luz indescifrable sólo pertenece al firmamento, a los ojos que la encuentran cada vez que la miran.
La belleza es de todos y no es de nadie.
Te pertenece cuando la admiras, evocas, la creas y luego... la pierdes, sin perder por ello sus llagas florecidas, las cicatrices perfumadas que hieren los ojos, la lengua, el oído y los curan para siempre.
Tu belleza no puede poseerse, pero es más mía que tuya,
porque es a mí y no a ti a quien ha dejado estas heridas sagradas que aún florecen en el jardín de mi mente.   

Fantasma


Miré al vacío y te encontré en él,
iluminado de sombras.
Eres el fantasma de mis días lluviosos, de mis ocios brillantes;
la estrella muerta que aún relumbra en el cielo nocturno
y la nada de donde la eternidad fue creada.

sábado, 1 de febrero de 2014

Tremens


La mueca rota...
la rata de la noche roe el queso de la luna, devora las cuencas del deseo.
Me hundo en el claro reposado como quien bebe para rescatar las penas.
Cae el sol y en mi pecho croa la rana muerte del medio día.

Éter

Sentirte cerca,
la huella de mis dedos transitando las arenas de tu piel
mojada por un mar adentro que rompe en los confines de los sueños.
Mujer entera, mujer tuya soy
de hueso y sudor, de carne y pensamiento.
En el éter donde se juntan tu respiración y la mía
levita el brillo de los ojos y la perversa luna ríe.